jueves, 26 de marzo de 2020

Monasterio cisterciense de San Isidoro del Campo

Alonso Pérez de Guzmán, El Bueno, y su mujer María Alonso Coronel fundaron en 1301 el Monasterio de San Isidoro del Campo, tras conceder Fernando IV en 1298 el privilegio correspondiente. Se levantó muy próximo a la antigua Itálica, que en aquellos momentos era una alquería denominada "Talca" o "Sevilla la Vieja".

El monasterio fue entregado a los monjes cistercienses de San Pedro de Gumiel de Hizán (Burgos) y su prior poseía un poder espiritual equiparable al de un obispo y también el poder temporal de un señor feudal sobre unas posesiones que incluían al pueblo de Santiponce, ubicado a orillas del Guadalquivir, hasta que en 1603 sucumbió a una riada, refugiándose los vecinos en las ruinas de la antigua Itálica.

El monasterio cisterciense, que posee un marcado carácter fortificado, sigue el esquema tradicional, en torno al claustro se articulan las distintas dependencias y la iglesia, en realidad dos adosadas, ya que Juan Alonso Pérez de Guzmán, hijo de Alonso Pérez de Guzmán, mandó construir una yuxtapuesta a la primitiva. La iglesia fundacional se reservará para el culto monástico, mientras que la otra estaba abierta a los fieles y a partir del siglo XVII hará las funciones de templo parroquial de Santiponce.


Claustro del monasterio cisterciense

De la época fundacional se ha conservado un Crucificado, única imagen que se permitía en los templos cistercienses. Sigue el esquema del Cristo de San Pedro de Sanlúcar la Mayor, cabeza de una serie de Cristos góticos de la provincia de Sevilla, entre los que sobresalen el Cristo del Millón de la Catedral y éste del Monasterio de San Isidoro del Campo.

Crucificado gótico de la época fundacional (S.XIV)

Fuente: Monasterio de San Isidoro del Campo

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